Sesión de maridaje II: Red Frog Beer House

En esta sesión de maridaje salimos de Capital Federal. Con Pachu (mi mujer según Elvis Presley y la ley de Las Vegas) llegamos a Red Frog Beer House en Villa Ballester. Nos esperaban Julián y Nahuel que, con la mejor onda, nos recibían con las puertas abiertas de una cervecería que cuida hasta el último detalle. Cuando un negocio es atendido por sus propios dueños se nota la gran prolijidad de todo. La cartelera de cervezas, el menú, la decoración, el ambiente y las buenas vibras maridaban todo perfectamente.

Ni bien nos sentamos, vimos el primer detalle que me acarició el corazón: el menú recomendaba el color de cerveza para orientar el maridaje de cada uno de sus platos. Por ejemplo, un mix caliente con una IPA. También recomendaban una hamburguesa bien cargada y una chocotorta con cervezas negras. Por un momento pensé que ya habían leído la Sesión de maridaje I poniendo en práctica mis recomendaciones. Pero no, Nahuel, tiempo atrás, había participado de un curso de maridaje y decidieron agregar ese detalle en la carta.

Esta segunda sesión de maridaje fue difícil, no les voy a mentir, fue prueba y error. Jugamos a buscar un maridaje distinto al recomendado por ellos que ya tenían resuelto en la carta y eso fue un gran desafío.

Tequeños con Amber lager (Minga)

De primer plato, como entrada, pedimos una comida completamente nueva para nosotros: Tequeños. Bastoncitos de mozarela fritos envueltos en masa de hojaldre, oriundos de Venezuela. La fritura, muy delicada. La mozarela, que se notaba de muy buena calidad, era riquísima, rellenando el 100% de la masa. Para este plato, pedimos dos cervezas. El perfil de las cervezas de trigo marida bien con las frituras, por lo que pedimos una American Wheat de Finn. El bajo perfil de banana y el alto especiado a clavo de olor nos dio nuestro primer problema: el especiado de la cerveza quedaba por arriba de la delicadeza del tequeño. Desaparecía la cerveza y la mozarela quedando el gusto a la masa hojaldrada nomás. Pero teníamos el as en la manga: una Amber lager de Minga con gusto a caramelo de flan, carbonatación media y un cuerpo ligero que maridó muy bien con nuestro primer plato. Realzaba el amargor, y ambos sabores se mantenían en la boca. Ninguno opacaba al otro. Eso sí, si mojabas el Tequeño en la salsa de tomate el plato sobresalía sobre la cerveza.

Bondiola braseada con Jim Morrison (Tacuara)

El plato principal, y cuando vayan y lo prueben entenderán porqué es la figurita recomendada de Red Frog, fue la Bondio Braseada. Pan ciabatta hecho en su propia cocina, bondiola de cerdo, cebolla caramelizada, tomate confitado, rúcula, queso brie, mostaza dulce y una sevilleta para limpiarte la baba. La recomendación del menú aconsejaba pedirla con una cerveza negra. Si nos guiábamos con la sesión de maridaje I, hubiésemos elegido la Robust Porter de Darwin. Pero no, seguimos jugando y pedimos una negra pero ligera. Pedimos la Jim Morrison de Tacuara. Una black honey con whisky con bajo aroma a café, aunque muy presente en boca que junto al whisky le daba un perfil de Tía María (licor de café). En el maridaje, la cerveza quedó muy por debajo, ya que al no tener tanto cuerpo (cremosidad) el plato le compite con muchos sabores. Lo bueno es que limpiaba el paladar, invitando a comer rápidamente otro bocado de la belleza braseada. Eso también es un buen maridaje. Por separados no compiten ni dan sabores feos y uno cumple la función de potenciar al otro. En este caso, la cerveza limpia el paladar pudiendo encontrar nuevos sabores en el próximo bocado.

Chocotorta con Barley Wine (Antares)

Para cerrar la noche, el postre elegido por nuestro anfitrión Julián fue la Chocotorta. Como ya a esta altura sabemos, con una porter o una stout marida bien por aportarle un poco más de sabor a café y cortar un poco el dulzor del postre. Esta vez seguimos jugando con Pachu y pedimos tres chupitos con distintos estilos. Una honey y una Irish Red Ale de Tacuara y una Barley Wine de Antares. Excepto la IRA que peleaba en el dulzón y hacía desaparecer el dulce de leche, las otras dos maridaban muy bien. La Honey le aportaba un dulce mas particular y una humectación a la torta. La Barley Wine, realzaba tanto la chocotorta como los frutos rojos (uva, ciruleas) de la cerveza resultando en el mejor maridaje de la noche.

El maridaje no es una ciencia cierta. Pueden recomendarse colores, estilos y perfiles. Pero así como cada plato puede variar según quién lo cocine; cada cerveza también será distinta según la fábrica que la haga. El maridaje es una experiencia, son gustos, pruebas y errores y aprendizajes. Justamente de eso tratan estas sesiones de maridaje. Vos ¿qué maridás hoy?

 

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