Desde el título ya te anticipo qué leerás más abajo y te aseguro que no voy a descartar ni un detalle del tremendo festejo que se mandaron estos amantes de las playas, del buen comer y, por sobre todo, del disfrutar y hacer todo para que el de al lado también lo haga.


No voy a detenerme en contarte quién está detrás de la creación y del crecimiento de Red Frog Beer House porque ya GPS Birra lo hizo y te invito a que leas su nota luego de manijearte con la mía -muejeje-, pero si con algo tengo que arrancar a contarte del gran festejo que se mandaron tras cumplir un año, sin dudas sería resaltando el profesionalismo y pasión que aflora en cada detalle de la atención, de la ambientación de todos y cada uno de sus ambientes, en la comida y en la elección de cervezas en su pizarra y, especialmente este finde, en la música, en la elección de 5 menúes fijos y en no querer dejar a nadie sin regalo con tantos sorteos hechos.
La fiesta duró 4 noches y ahí estuvimos en la última: domingo pre-feriado, con una humedad que no dejó tobillo sin hinchar ni rulo sin inflar y con el bar súper tranquilo alrededor de las 21 hs cuando arribamos. Sólo fue un rato, ya que el pronóstico jugó a favor de la fiesta y cuando menos quisimos darnos cuenta, éramos parte de una terraza explotada de gente, de unas panzas colmadas de exquisita comida, de cinturas que se movían solas con el cachengue que sonaba a todo volumen, y de cachetes adormecidos de tanto reir… pues claro, ir acompañada de GPS Birra y #Novio no podía ser menos.

El encargado en recibirnos fue Seba, quien tan amablemente nos aconsejó disfrutar de la terraza con la primer ronda de cervezas en mano: un par de refrescantes German Pilsner y una 2 Bondis APA de Minga, y una preciosa American IPA de BierHaus para quien les escribe.
Así fue que dejamos el floreado salón y subiendo la escalera intervenida con re lindas palabras, nos acomodamos rápidamente en una mesa alta comunitaria.

Las pintas no llegaron ni a bajar hasta la mitad que ya recibíamos una porción de ranafels –una especie de falafels veganos con un dip bien fresco– y una tremenda porción de papas fritas con cheddar y panceta increíble: lo juro, no se podía creer bajo ningún aspecto lo frescas y blanditas que se encontraban por dentro mientras mantenían un dorado justo de una buena y cuidada fritura. Ah, no lo saben? También cato papitas de forma amateur –caraduraa! Jaja-.


Entre un par de vasos de agua para limpiar paladares y poder seguir disfrutando, llegó el turno de la segunda ronda y, claramente, el lúpulo tomó protagonismo casi de manera unánime con una delicada Citrus Hazy IPA de Jabalina, otra American IPA de BierHaus, una Buceando en Bocas NEIPA propia de la casa, y una Scottish de Ortuzar.

Se creían que eso era todo y que no habría más comida en la mesa? Pfff, no señores… Para no quedar con ganas de nada, marcharon dos hamburguesas de carne con cheddar y panceta –bien cocidas, como me gusta a mí-, y dos de un sandwich de bondiola braseada en un pan amasado con nubes de lo blandito, esponjoso y blanco que era.


Con ellas, se renovaron una vez más las birras y, en sus formas y colores se podía distinguir claramente lo bien que pueden llevarse cuatro personas que vienen de historias totalmente distintas pero con valores por el compartir y el disfrutar tan pero tan similares –aww sí, me puse sentimental jajaja-.
De izquierda a derecha, el team se abasteció con unas repetidas American IPA de BierHaus y 2 Bondis APA de Minga, una Amber Ale de Beata y una aclamada y favorita Hazelnut de Crafter:

Entre chiste que iba y anécdotas de viajes que venían a la conversación, la rana famosa se hizo presente y con ella llegaron los sorteos de merchandising y de consumiciones, la música duplicó su volumen y las mesas desbordaron de amigos, familias y parejas que disfrutaban la velada.

En un momento cúlmine, los paladares reclamaron algo dulce pero los estómagos les dijeron que no podían más, que estaban explotados pero que, con la condición de concluir la noche con algo fresco, se hacían un hueco para degustar algún trago de la casa. Y así fue, todos felices, con un Red Froze –apóstoles, gin, campari, almíbar, frutilla y limón– y un Cítrico Argento –pineral, hesperidina, almíbar de pomelo y miel, agua tónica y naranja– alzaron copas y brindaron por cuarta y última vez en la noche.

En conclusión purretes, si viven cerca y aún no lo conocen, si no están tan cerca pero en un periquete pueden llegar acompañados de algún conductor designado –también podés serlo vos y disfrutar del morfi, ojota!– o si simplemente los tenté con algo de todo lo que les conté o mostré, les aconsejo darse una vuelta y contarme si lo disfrutaron igual que nosotros.
Para concluir, muy feliz 1° añito Red Frog y espero estar volviendo pronto #conbirraybonete !
Que buena la pizzarr y que buena la nota
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