¡Felices 2 años, Paralelo Bar!

Y una vez más, aquí me tienen hablando de Paralelo Bar y sus festejos. Hace poco más de un mes atrás, les contaba lo que había sido la gran inauguración gran de su nuevo local y, para esta ocasión, el bar completo se colmó de lucecitas y globos coloridos conmemorando claramente su cumpleaños, el 2° para ser más exactos.

Con pronóstico anticipado de que la fiesta alcanzaría las altas horas del sábado, llegamos preparados para la joda alrededor de las 22 hs. junto con #Novio y los chicos de GPS Birra.
Entre abrazos y felicitaciones hacia los anfitriones, marchó la primera ronda de birras: una Pilsen de Güira, una Conquista Mapache NEPA de Strange Brewin, una NoSepo NEPA de Astor y una Irish Red Ale de Bordona. Todas en la temperatura ideal y servidas en los vasos ideales, imposible no enamorarse de este arco iris bañado de lúpulos y diversos cereales…

Mientras se colmaban de gente las mesas y la barra, la nuestra se completó con los primeros y tan ansiados platos: una porción de papas Paralelo –ya se las nombré varias veces, pero nunca alcanzan cuando de papas bañadas de cheddar y bondiola braseada se trata-, y unos bastones súper cremosos de polenta acompañados de un dip tipo filetto recontra fresco.

Ahora, freno un toque con mi lado glotón y les tiro una que es poco probable que me crean si todavía no visitaron esta cervecería. Si les dijera que todos y cada uno de los responsables de manejar y mantener vivo este monstruazo esa noche se encontraban de acá para allá, colaborando en los pedidos, en los tragos, ocupándose que todos lo disfrutáramos, con sonrisas de oreja a oreja y un ánimo inmaculado, ¿me creerían?
Haganlo. Porque es así, y es –junto sus papas– lo que más disfruto contemplar cada vez que los visito. Esa vocación de servicio sin dudas es la mayor característica que une a un grupo numeroso de amigos que, a pesar de todos tener sus profesiones o laburos, en paralelo dejan de preocuparse para ocuparse de lo que de verdad importa en la vida: un vaso lleno, rica comida y un ambiente ameno para cualquiera que vea luz y quiera entrar a este hermoso lugar, sea solo o acompañado, con una o muchas personas.

En medio de tanta risa, este team ensamblado fue por la segunda ronda completa. Cambio de pintas y platos por completo, obvio que no fue por disgusto, pero tal como nos enseñaron los Enanitos verdes, todo tiene un final –el vaso-, todo termina –el morfi, claro-.

Esta vuelta, vino todo entre panes y con fritas por supuesto: una pareja de panchitos gourmet con queso brie y mermelada de morrón tremendísimos, un sándwich de doble milanesa de pollo con huevo frito y palta caído del cielo, y otro de un ojo de bife con cebolla caramelizada y mil kilos de una mostaza tiernísimo.

De las copas no hubo mucho registro al lado de estos platazos, pero si mi memoria no falla, salieron una Session IPA de Güira, una Irish Dry Stout y otra Conquista Mapache NEPA de Strange Brewin. Inmaculadas todas, claramente.

Poco antes de que todo se descontrolara, de que las luces se atenuaran y de que la gran sorpresa apareciera, llegó a la mesa lo que sería el postre para compartir –porque excusas siempre sobran a la hora de disfrutar-, una Caipi JUMBO de maracuyá y un vermú tirado La Fuerza.

¿Que si estaba rico ese florero? Pff, ni les explico. Con ese tamaño y esa cantidad de lima, nada podría malir sal en nuestras vidas. Nada eh.

Llegando al final de nuestra visita, la bomba explotó de la mano de una mega piñata repleta de papelitos, caramelos, juguetitos de la selva y, claramente, consumiciones para los más ágiles!

Por mi parte, cubrir el momento con fotos sólo me dejó llevarme unos caramelines y un par de animalitos que, creo yo, fueron los que se tomaron toda la caipi…