Barstow RestoBar hizo explotar todo Monte Grande

El sábado pasado Barstow RestoBar cumplió su 4° Aniversario y, sin dudas, no le faltó nada al festejo que se mandaron.

Con entradas anticipadas, merchandising exclusivo de la fecha, globos por todos lados, dos gazebos en plena vereda, una consola sonando con DJs a pleno y una manada de amigos, familiares y vecinos, nos topamos a eso de las 22 hs cuando arribamos al domicilio.

El mando lo lleva un team de cinco amigos jovenes en edad y espíritu pero que, cuando uno ve todo lo que lograron e hicieron en estos cortos años, no puede creerlo. Parece una pavada, pero no es menor resaltarlo ya que, una vez más, esto fue algo de lo que más me sorprendió por ver la impecable organización y la óptima comunicación interna con la que se manejaron frente a los imprevistos, tanto buenos como no tanto, que fueron surgiendo durante la noche. Ahí estaban ellos, atentos todos con una sonrisa siempre y dedicados completamente a hacer que los invitados se llevaran consigo una noche increíble en su memoria. ¿Objetivo cumplido? ¡Más vale!

Por dentro del restaurant, una ambientación con la capacidad de poder teletransportarte a un bar típico de los años 50´en medio de Hollywood sin dejar de lado ese touch argento y bien de fierreros con autopartes rediseñadas y motos inmaculadas que te vuelan los ojos al instante; y por fuera, chapas y revestimiento de materiales bien nobles que refuerzan aún más el concepto de su imagen, algo a lo que le dan MUCHA bolilla también. Todo eso lo podés encontrar cualquier día de la semana que lo visites, y el plus del sábado lo dieron con globos, uniformes, gorras y hasta souvenirs de fotos que te imprimían si la publicabas en tu muro con el hashtag #cumplebarstow, todo todo tooooodo con unos diseños excelentes –perdón la insistencia, pero la pasión de diseñadora me puede más-.

Se pinchó el primer barril afuera y salió una turbia y sabrosa Honey de Barstow Brewery –ooobvio– que junto a otros tragos que se hacían en el mismo puesto, concretaban un hecho más que refuerza la importancia de no dejar a nadie afuera con su gusto cervecero.

Con vasos ya llenos, arrancaron a circular entre la muchedumbre unas pizzas de muzza tremendamente crocantes y exquisitas que incitaron a seguir por la segunda y tercera ronda de birritas repitiendo el estilo en algunos vasos y en otros optando por la fresca Mexican Lager – sí sí, de ellos también-.

De repente, los parlantes se apagaron y el silencio dio entrada a una banda cargada a 220v con una energía interminable y una atracción por lo bien que se escuchaba y disfrutaba a pesar de no contar ni con un solo micrófono ni amplificador. Hablo de los Angry Zeta & the Hillbullys, pues claro. Si no tenés la suerte de tener un #Novio como el mío que se emocionó más que cualquier niño en un circo cuando los vio aparecer, te recomiendo rotundamente googlearlos y escucharte unos temas. Desde mi humilde oído musical, te diría que suenan como un country con toques rockeros capaces de subir cualquier ánimo.

Las consolas volvieron a encenderse y el Foodtruck tan esperado llegó para abastecernos de zarpados sandwichs de bondiola braseada, hamburguesas con queso y conos de papas sumado a unos cuantos estilos más de birras que se pincharon ahí dentro. La mejor para mí, su APA y el toque justo de aroma, amargor y temperatura.

Para ir finalizando, sólo me queda agradecer a Barstow por la invitación, a GPS Birra por el espacio para colaborar en su página contando lo que se vive en cada festejo cervecero, a vos por leerme, y a la vida misma por permitirme ver lo afortunada que soy por poder valorar estas oportunidades que se me dan, estos lugares hermosos que sigo conociendo, y este mundo de la cerveza que tantos vínculos fieles y recuerdos increíbles sigue regalándome.